Ya se ha hablado anteriormente en este blog sobre los múltiples beneficios que tienen las redes sociales para todo el mundo, tanto particulares como empresas: mantener un contacto directo con personas de cualquier parte del planeta, establecer nexos de unión entre los que tienen intereses comunes, conocer los gustos personales de cada cliente de una empresa… Sin embargo, todo tiene una cara B, y en este caso es el uso inapropiado de esta información por algunos, bien para hacer ciberbullying  o para rastrear datos de otras personas y difamar con ello. Ejemplos hay muchos. La pregunta del millón es: ¿Quién tiene acceso a mis datos? ¿Cómo sé que no se escapa algo que puede llegar a quien no debe?

En los últimos días, un nuevo jarro de agua fría ha caído sobre las redes sociales: los perfiles de las hijas de Zapatero en Tuenti han sido asaltados. Algunos internautas anónimos las localizaron, robaron varias fotos de estas dos chicas y las colgaron en diversos foros y blogs. Esto fue detectado por el propio portal y desactivaron dichas páginas, provocando un enfado considerable entre los internautas, que calificaron el acto como censura.

Y es que llueve sobre mojado, ya que con la polémica creada en torno a los mensajes y fotografías tomadas de las redes sociales en el caso de Marta del Castillo, se abrió la Caja de Pandora.

El límite que estas mismas páginas deben imponer a sus seguidores es difuso. ¿En qué punto choca la libertad de expresión con lo ilegal? Casos como el propuesto anteriormente no deja lugar a dudas, pero, ¿qué sucede si alguien ve fotos mías a través de un amigo común, pero a mí no me interesa que esa persona las vea? Nos encontramos ante un nuevo escenario, tan complicado como necesario de definir.  

Según un reciente estudio de Pfizer, el 92% de jóvenes españoles ha participado alguna vez en redes sociales. Por su parte, el 70% utiliza regularmente Tuenti. Afortunadamente, la gran mayoría de ellos conoce los peligros y sabe evitarlos, pero es conveniente realizar una acción formativa para reducir aún más esta posibilidad, tanto en este grupo de edad como en adultos.

Planteamos una última reflexión sobre la propia legitimidad de estas redes sociales para hacer según qué cosas: las trabas que imponen para borrar el perfil en algunas de ellas, como Facebook, es misión casi imposible. ¿Será esto legal?