El logotipo de una marca es algo que para un gran número de personas no supone más que un “dibujito” que se añade a la Web, papelería o rótulo de entrada a la oficina. Sin embargo, esta imagen juega un papel fundamental en la primera impresión para clientes potenciales y posibles colaboradores. Se trata, en definitiva, de la representación visual de la empresa, la primera toma de contacto con ella.

Lograr un logo que refleje los valores de la compañía, su visión y su misión, por tanto, debe ser una tarea fundamental en la estrategia empresarial. No es algo fácil, ya que implica tomar previamente una serie decisiones. Los siguientes pasos podrán ayudar a conseguir un logotipo acertado:

1. Seleccionar el tipo de logo que nos interesa utilizar: tipográfico, compuesto únicamente por un estilo de tipografía concreto; abstracto, cuya imagen no tenga absolutamente nada que ver con la empresa; o simbólico, utilizando una imagen que refleje el sector al que se dedica la compañía.

2. Elegir un mensaje a transmitir: seguridad, calidad, confianza, buen precio, rapidez, tradición, etc. El logotipo deberá reflejar esa imagen.

3. Observar las características principales de la imagen de la competencia, sus debilidades y sus fortalezas. Hay que aprender de los fallos y aciertos de los competidores directos, para no caer en ellos o para aplicarlos.

4. Seleccionar el color o colores corporativos. No es recomendable utilizar un gran número de colores, ya que será más difícil que el público asocie a la empresa a un color determinado y, por tanto, la recuerde con mayor facilidad.

5. Diseñar un logotipo sencillo, funcional, fácil de aplicar en cualquier superficie y sin exceso de detalles, para que no se vea modificado dependiendo de dónde se implemente.

6. Adaptar la imagen o tipografía al nombre de la empresa. Si la denominación es clásica, la imagen debe acompañarla; de igual forma que si es totalmente innovador, la imagen debe alejarse de lo tradicional.

7. Reflejar en el logotipo el valor principal de la empresa. Es muy importante que no se contradiga la imagen con sus valores.